Las autoridades de Irán ejecutaron durante 2022 a más de 500 personas condenadas a pena de muerte, según los datos difundidos por la ONG Iran Human Rights (IHR). Se trata, según la ONG, de la cifra más alta en cinco años.
En estas cifras no están incluidos los datos revelados por la Foundation for Defense of Democracies (FDD), que suma más de 450 asesinatos cometidos por las fuerzas de seguridad en las calles de Irán desde el mes de septiembre, cuando estallaron las protestas por el asesinato de la joven Mahsa Amini a manos de la Policía de la Moral tras su detención al considerar que no vestía correctamente el velo islámico.
De este modo, hablamos de prácticamente un millar de muertos como consecuencia de la represión en Irán sólo durante este año.
Según la legislación iraní, el número de delitos sujetos a la pena capital se encuentra entre los más elevados del mundo, e incluye el adulterio, la sodomía, la apostasía, el consumo de drogas y la moharebeh (hacer la guerra contra Dios), un cargo de amplio significado que el régimen islámico "emplea a su antojo para castigar a quienes percibe como opositores a su ideología radical", recuerda FDD. Este fue el caso de la ejecución de Mohsen Sekari, el joven de 23 años ejecutado la semana pasada y que es el primero de la lista de once manifestantes condenados a muerte por participar en las protestas por la muerte de Amini. Este mismo lunes, Irán realizó la segunda ejecución ligada a estas protestas.
Ejecuciones de presos políticos
En cuanto a las ejecuciones, la ONG IHR denuncia que más de la mitad de los ejecutados en noviembre eran de la minoría baluche. En todo el año, los baluches acaparan el 30% de las ejecuciones en Irán pese a que esta población apenas supone entre el 2% y el 6% de la población del país.
Asimismio, IHR denunció que las ejecuciones de presos políticos por delitos relacionados con la seguridad suponen una violación del Derecho Internacional Humanitario. El grupo mencionó en particular a Hosein Ordujanzado, Shahin Imani Moah, Milad Ashrahan Atbatan y Manuchehr Bejandi, condenados a muerte por colaborar con el Mossad israelí, según un comunicado recogido por la agencia oficial de noticias iraní Mizan.
