Las grandes ciudades caminan hacia un triste récord de criminalidad

Desde el año 2020, los delitos violentos se han disparado en el país. Estas son las ciudades donde el crimen no deja de crecer.

Seis grandes ciudades van camino de superar los históricos registros de delitos violentos de 2021. En los seis meses que han transcurrido de 2022, Nueva York y Washington D.C. lideran el aumento de estos delitos. Y todo en medio de una oleada de desprecio a la autoridad a raíz de los ataques del BLM.

Junto a Baltimore, Los Ángeles, Filadelfia y Atlanta, están a punto de superar sus registros de delincuencia de 2021. Según los datos revisados por Fox News, la ciudad de Nueva York ha experimentado un aumento del 25,8% en los delitos violentos en la primera mitad del año.

Homicidios, violaciones, agresiones y robos registran un crecimiento continuo desde 2020. Especialmente los homicidios, que progresaron el 30% de 2019 a 2020 y otro 5% entre 2020 y 2021.

Los delitos violentos en la capital del país crecen en la primera mitad de 2022 un 12% en comparación con 2021. Le sigue Los Ángeles, con un aumento del 8,6%. Filadelfia y Baltimore registran ncrementos de 7% y 6,1%, respectivamente. Atlanta completa el grupo con un aumento de los delitos violentos del 5,5% frente al mismo periodo de 2022.

Black Lives Matter y desfinanciación de la Policía

Los expertos que menciona Fox News debaten sobre los factores que han contribuido al aumento de la delincuencia. Reparten las causas entre las restricciones de la pandemia, la falta de vigilancia policial en pleno aumento de la delincuencia y las protestas generalizadas en el país. Actos violentos liderados por movimientos como Black Lives Matter y alimentados por colectivos que piden la desfinanciación de la policía.

2020, con la muerte de George Floyd en Minneapolis, fue uno de los detonantes de este aumento. Un suceso fue aprovechado para desatar toda una oleada de violencia en el país.

Violencia que ha tornado hacia el desprecio contra los pilares de la ley alentada incluso desde los propios poderes públicos, como es el caso de varios representantes demócratas que en plena ola de violancia piden abiertamente la desfinanciación de la policía o limitan los recursos policiales en sus zonas de influencia.