ANÁLISIS
Canadá: Alberta prepara el camino para un posible referéndum independentista
Tras la elección de Mark Carney, los albertanos tienen razones para preocuparse. El banquero y ahora líder del Partido Liberal es considerado 'la encarnación de Davos'.

Danielle Smith, primera ministra de Alberta
Una semana después de que el liberal y exasesor de Justin Trudeau, Mark Carney, ganara las elecciones federales en Canadá, la primera ministra de la provincia de Alberta, Danielle Smith, declaró que el año próximo "celebraría un referéndum sobre la separación de la provincia si la petición reunía el apoyo necesario".
Smith afirmó que la provincia de Alberta, que vive principalmente de la industria petrolera, del gas natural y de la agricultura, "no tiene más remedio que tomar medidas para combatir una década de políticas liberales federales hostiles que no sólo han tomado una parte injusta de la riqueza de Alberta, sino que al hacerlo también han socavado la industria petrolera y el gas que impulsa su economía".
Mark Carney, una preocupación para los albertanos
Con Carney como primer ministro, los albertanos tienen razones para preocuparse. El banquero y ahora líder del Partido Liberal es considerado 'la encarnación de Davos'.
En el 2021, Carney publicó Value(s): Building a Better World for All. En este libro, el nuevo primer ministro de Canadá afirma que todas las instituciones financieras canadienses van a tener que ser reequipadas de acuerdo a "la catástrofe del cambio climático", y que el 80% de los combustibles fósiles, que impulsan la economía canadiense, tendrán que quedarse bajo tierra.
Según Jordan Peterson, "no hay nadie en el mundo que haya apostado más, intelectual, espiritual y políticamente, por el engaño del Cero Neto que Mark J. Carney".
Es así como la provincia de Alberta ve la reciente elección de este burócrata con particular preocupación. Sin embargo, no es la primera vez que esta provincia se ve amenazada por las políticas liberales del Gobierno federal canadiense.
Alberta se prepara para separarse de Canadá
Un día después de las elecciones federales, el Gobierno conservador de Smith presentó un proyecto de ley que, de aprobarse, reduciría drásticamente el listón que deben cumplir los votantes para desencadenar un referéndum provincial.
De aprobarse el proyecto de ley, reduciría el número de firmas requeridas para activar una consulta popular desde el 20% del electorado total al 10% de los votantes de las elecciones anteriores.
Asimismo, los solicitantes también dispondrían de 120 días, en lugar de 90, para recoger las 177.000 firmas necesarias.
"Para ser claros desde el principio, nuestro Gobierno no incluirá en la papeleta del referéndum una pregunta sobre la separación de Canadá", dijo Smith el lunes.
"Sin embargo, si hay una petición de referéndum liderada por ciudadanos que consiga reunir el número necesario de firmas solicitando que dicha pregunta se someta a referéndum, nuestro gobierno respetará el proceso democrático e incluirá también esa pregunta en la papeleta del referéndum provincial de 2026", añadió.
Para Smith, "la inmensa mayoría de estas personas no son voces que deban ser marginadas o vilipendiadas. Son albertanos leales. Son, literalmente, nuestros amigos y vecinos que están hartos de que un Gobierno federal hostil ataque sus medios de vida y su prosperidad".
Alberta bajo el ataque del Gobierno federal
Luego de una década de políticas liberales bajo el mandato de Justin Trudeau, la provincia de Alberta ha quedado con un sentimiento de marginalización política y económica.
Muchos albertanos vieron las políticas verdes del ex primer ministro como opuestas a los intereses económicos de su provincia, especialmente en lo que se refiere al sector energético.
El lunes Smith afirmó: "durante los últimos 10 años, los sucesivos gobiernos liberales de Ottawa han desatado una serie de leyes, medidas y ataques políticos dirigidos a la economía libre de Alberta, contra el futuro y el bienestar de nuestra gente".
Para la primera ministra, estas medidas han hecho que "nuevos proyectos energéticos y agrícolas sean imposibles de desarrollar".
"Para los albertanos, estos ataques a nuestra provincia, por parte de nuestro propio Gobierno federal, se han hecho insoportables"
Smith también afirmó que "el ataque anti-energía, anti-agricultura y anti-desarrollo de recursos han intimidado a las inversiones extranjeras, lo que le ha costado a la provincia unos $500 billones".
"Para los albertanos, estos ataques a nuestra provincia, por parte de nuestro propio Gobierno federal, se han hecho insoportables", añadió la primera ministra.
Para Smith, los billones de dólares en inversiones que se han perdido por el control del Gobierno federal -sobre sus recursos naturales- hubiesen podido ser "invertidos en salud, educación, infraestructura y servicios sociales".
Desde hace muchos años, Alberta se siente menospreciada por Ottawa. Sus recursos naturales la han convertido en un gran contribuyente de la economía canadiense, pero sienten que las políticas medioambientales de los liberales regulan drásticamente sus recursos y constituyen una amenaza para su estilo de vida.
Alberta, una provincia menospreciada
El movimiento independentista de Alberta tiene una larga historia. Desde el momento en que esta provincia se une a la federación en 1905, Alberta se sintió económicamente explotada y políticamente marginada. A diferencia de las otras provincias, Alberta no tuvo control sobre sus recursos naturales hasta 1930.
En la década de los 80, la política del entonces primer ministro, Pierre Trudeau, fue una de "control". En octubre de ese año se implementó el Programa Nacional de Energía (NEP), que le sirvió para intensificar la lucha por los recursos naturales entre el este y el oeste del país. Para los albertanos, las acciones de Trudeau no eran más que una tentativa de redistribuir la riqueza que se generaba en Alberta.
Las provincias del oeste vieron en este programa una estrategia del Gobierno federal para mantener bajos los precios de la energía, en beneficio de las provincias del este.
Otro programa que golpeó muy duro a los albertanos fue el Programa de Incentivos Petroleros (PIP), que pagaba hasta el 80% de los gastos de exploración a las empresas de propiedad canadiense, que trabajaban en el norte y en los territorios de ultramar, desviando así la exploración petrolera de Alberta.
En los años 80, los liberales de Pierre Trudeau tildaban de poco canadienses a los albertanos, mientras que mucho del dinero de esta provincia circulaba en las provincias del este, la mayoría de ellas dedicadas a la producción de bienes y servicios.