El Tribunal Supremo inicia el proceso que puede acabar con la discriminación positiva en las universidades

La mayoría de los ciudadanos valora positivamente la diversidad, pero condena la discriminación con criterios raciales.

Dobbs v. Jackson fue la última gran decisión del Tribunal Supremo en el anterior término judicial. En la nueva temporada se espera que el SCOTUS tenga que pronunciarse otra vez sobre cuestiones de gran calado. Una de esas decisiones es inminente, y se refiere a la discriminación positiva en las admisiones universitarias

Este lunes comienzan a exponerse los argumentos sobre dos casos distintos, ambos referidos a la misma cuestión. ¿Debe el Estado discriminar con criterios racistas para favorecer a determinadas razas en la admisión a la Universidad? Los casos son Students for Fair Admissions v. University of North Carolina, y Students for Fair Admissions v. Harvard College. La asociación se define así: 

Students for Fair Admissions (SFA) es un grupo sin ánimo de lucro formado por más de 20.000 estudiantes, padres y otras personas que creen que las clasificaciones y preferencias raciales en las admisiones universitarias son injustas, innecesarias e inconstitucionales. Nuestra misión es apoyar y participar en litigios que restauren los principios originales del movimiento de derechos civiles de nuestra nación: La raza y el origen étnico de un estudiante no deben ser factores que perjudiquen o ayuden a ese estudiante a ser admitido en una universidad competitiva.

Contra los americanos de origen asiático

El abogado Edward Blum, en nombre de SFA, denunció a ambas universidades el mismo día de 2014, y sobre la misma base legal. En ambos casos la demanda alegaba que las dos universidades imponían a los americanos de origen asiático barreras de acceso a las instituciones más exigentes que al resto. Según la demanda,

Las calificaciones personales asignadas por Harvard revelan una clara jerarquía racial: los afroamericanos obtienen sistemáticamente las mejores calificaciones personales y los asiático-americanos las peores.

Estas disposiciones contra la población asiática recuerdan a las que adoptaba Harvard University en los años 20 contra los judíos, por temor a que coparan una alta proporción de los alumnos si sólo se tenía en cuenta el mérito académico. 

Contra los derechos civiles

De acuerdo con Blum, estas disposiciones violan la ley de ámbito federal sobre derechos civiles. La demanda mostraba que, pese a obtener mejores calificaciones que la población blanca, los asiáticos estaban eran admitidos con mayor dificultad en dichas instituciones educativas.

En el caso de la UNC, SFA añadió una nueva consideración: la universidad pública de Chapel Hill violó la garantía constitucional de igual protección ante la ley. La UNC alega que la raza es sólo uno de los criterios que utiliza para elegir a los alumnos, y que "a veces puede inclinar la balanza hacia la admisión en un caso individual, pero casi siempre no lo hace". 

De acuerdo con la demanda, las disposiciones de discriminación racial favorecían la admisión de la población negra, hispana y nativa americana. Pero añaden que ello no les resulta beneficioso, porque los estudiantes que habrían quedado fuera participarían en unas actividades para las que no están preparados.

Este lunes, con el inicio de las deliberaciones, comienza un proceso que culminará previsiblemente en julio de 2023. El Tribunal Supremo ha estado asumiendo como legal el criterio racista impuesto por las Universidades. Pero tras la entrada de los últimos cuatro miembros del Tribunal Supremo, que incluyen tres jueces conservadores propuestos por el expresidente Donald Trump (Neil M. Gorsuch, Brett M. Kavanaugh y Amy Coney Barrett), la balanza se ha decantado por 6 jueces conservadores por 3 progresistas. Los jueces conservadores son más proclives a atenerse a lo que dicen la Constitución y las leyes del país, y por eso se espera que el veredicto sea contrario a la discriminación racial. 

University of California v. Bakke

Una de las decisiones del Tribunal Supremo reconociendo el derecho de las instituciones educativas a aplicar criterios raciales en la admisión de alumnos es University of California v. Bakke (1978). Entonces, el Tribunal Supremo descalificó el argumento de que se podían otorgar preferencias a los solicitantes procedentes de minorías para compensar una historia anterior de discriminación racial.

Pero reconoció que las universidades pueden utilizar la raza, entre otros criterios demográficos, geográficos o de talento, para promover una mayor diversidad. Este es el criterio asumido tanto por Harvard University como University of North Carolina.

Una sentencia refrendada por la opinión pública

La decisión Dobbs v. Jackson fue impopular, y ha colocado al Tribunal Supremo en una posición difícil: la de defender el imperio de la Constitución frente a las opiniones políticas de una mayoría de americanos que considera errónea la eliminación de Roe v. Wade. Pero en el caso de los dos casos promovidos por Students for Fair Admissions podría ser diferente.

FiveThirtyEight ha escrito un análisis que muestra que la mayoría de los ciudadanos está en contra de la discriminación positiva. Una mayoría valora la diversidad como algo positivo, pero no quieren que se imponga tratando a los americanos de forma diferente en función de su color de piel.