El despilfarro del Partido Demócrata: millones de dólares gastados en proyectos inútiles

Una parada de autobús destinada a proteger del sol y dar seguridad a mujeres y personas LGBT es la última de las excentricidades de las administraciones azules.

¿A quién se le ocurrió? ¿Cómo es posible que se lleve a cabo? Estas son algunas de las preguntas que nos hacemos al conocer varios de los polémicos proyectos que propuso y ejecutó el Partido Demócrata. El último, una parada de autobús destinada a mujeres y personas de la comunidad LGBT. Controvertidas también fueron algunas adquisiciones del ala azul, sobre todo sabiendo el objetivo para el que estaban destinadas.

Relacionando el coste que supusieron con su utilidad, estamos ante un completo despilfarro del dinero de los contribuyentes. Hacemos un repaso de algunos de los casos que despertaron la indignación de los estadounidenses.

'La Sombrita': la parada de autobús destinada a mejorar su seguridad y protegerle del calor

Es la última de las peculiares ocurrencias del Partido Demócrata en California, concretamente en Los Ángeles. No porque lo haya propuesto, sino porque la Administración local de Karen Bass ha dado su beneplácito. Este proyecto piloto consiste en una parada de autobús que cuenta con un poste y un pequeño techo que proyecta sombra y se alumbra por la noche. Aparte, está diseñada exclusivamente para dar seguridad e iluminación y proteger del sol y de las elevadas temperaturas a las mujeres y a las minorías de género (LGBT) de la ciudad.

¿Cómo es posible que aporte una mayor seguridad y sea un refugio contra el calor? Según Kounkuey Design Initiative (KDI), organización que las diseñó, La Sombrita "se basó en un comité asesor de residentes formado por mujeres y minorías de género que señalaron la falta de sombra y de iluminación en las paradas de autobús como sus principales preocupaciones". Por ello, decidieron llevar a cabo esta iniciativa.

El Departamento de Transporte de Los Ángeles (LADOT) instaló la primera en el cruce de 3rd Street con Union Avenue, reemplazando a la anterior parada del autobús. De acuerdo a KDI, La Sombrita entra dentro del Plan de Acción de Equidad de Género llevado a cabo por la Administración local.

Cada La Sombrita supondrá un gasto público de unos 7.500 dólares, es decir, un 85% menos que las convencionales cuyo coste es de 50.000 dólares, según dice la organización. No sabemos si ese es el precio real de las clásicas paradas de autobús, tampoco sabemos si es necesario reemplazarlas. KDI sostiene que cada La Sombrita se puede instalar en menos de 30 minutos.

La iniciativa no fue bien bien acogida. Las redes sociales se inundaron de críticas al proyecto respaldado por la Administración Demócrata de Los Ángeles por el malgasto que supone la instalación de cada La Sombrita. "¿Qué despilfarro de impuestos es este?", señaló un usuario. "Este es uno de los gastos más inútiles de los fondos gubernamentales de todos los tiempos", afirmó otro tuitero.

Las críticas llenas de ironía también llegaron por el tamaño del tejado que proyecta sombra, que apenas protegería del sol a una persona. "¿Cuántas personas pueden protegerse en la sombra a la vez?", cuestionaban en Twitter. "Pero, ¿dónde está la sombra?", se preguntaba otro usuario al ver una foto de La Sombrita.

Tres papeleras vanguardistas que "no sean objeto de los carroñeros"

Sin salirnos de las fronteras californianas, en agosto de 2022 Lisa Zhuo, gerente urbanística de San Francisco, anunció que habían adquirido tres modelos nuevos de papeleras para reemplazar las 3.000 con las que cuenta la ciudad.

Estos tres modelos, llamados Soft Square, Salt&Pepper y Slim  Silhouette, les costó a los contribuyentes de San Francisco 20.900 dólares, 11.000 dólares y 18.000 dólares respectivamente. Es decir, un gasto de casi 50 millones de dólares.

Zhuo argumentó la adquisición con que "San Francisco necesita contenedores que funcionen y no sean blanco de los carroñeros", con la finalidad de que las papeleras no sufriesen daños ni fuesen objeto de actos vandálicos. La gerente afirmó que también debían tener diseños "para salvar la ciudad de la suciedad a largo plazo".

La sustitución de papeleras suscitó numerosas críticas, incluso entre antiguos altos cargos de la Administración local. El exsupervisor de San Francisco, Matt Haney, dudó de la eficacia del nuevo sistema y del coste que supone para la ciudad. "¿Por qué seguimos haciendo esto en lugar de colocar muchos tipos de contenedores más baratos y que ya estaban funcionando?", clamó.

Usuarios de Twitter se sumaron a las críticas de Haney por ser un gasto superfluo:

El cubo de basura de 20.000 dólares es la metáfora perfecta de la incompetencia y arrogancia del gobierno municipal de San Francisco.

Un inodoro de 1,7 millones de dólares

Seguimos en California. En octubre de 2022 saltó a la fama un escándalo conocido como Toiletgate. En este estaba involucrado directamente la instalación de un baño público en un parque de San Francisco. Costaría, nada más y nada menos, 1,7 millones de dólares. Un precio muy superior al de muchas viviendas. De hecho, hasta el gobernador californiano, Gavin Newsom, se indignó ante tal propuesta y decidió suspender la financiación estatal para tal proyecto.

Medio año después, en abril de 2023, se reactivó el proyecto pero con un matiz: en vez de un baño se instalarían dos con esos 1,7 millones de dólares. El segundo tendría su ubicación en otro parque de la ciudad, a una milla de distancia aproximadamente. Los supervisores encargados de aceptar la propuesta dieron luz verde.

Decorar las embajadas, el objetivo de la Administración Obama

Los tres proyectos anteriores no son las únicas excentricidades del Partido Demócrata. Allá por el año 2013, el Departamento de Estado de la Administración Obama gastó un millón de dólares en una escultura de granito que se pondría en la Embajada norteamericana en Londres, según informó el diario británico Daily Mail.

Esta lujosa adquisición entró dentro del programa Art In Embassies que el departamento creó para decorar sus delegaciones y al que se adjudicó 2,5 millones de dólares de los fondos federales.

Otro de los gastos superfluos de la Administración Obama en las embajadas fue la compra de 12.000 copas de cristal por cinco millones de dólares, de acuerdo al Daily Mail. Es decir, unos 417 dólares por cada pieza.