El juicio contra el exsecretario de Seguridad Pública mexicano Genaro García Luna comienza esta semana en Nueva York. El superpolicía que desarrolló una intensa cooperación entre su país y EE.UU. en la lucha contra el narco e instituyó nuevos y eficaces métodos en la guerra contra los principales carteles tendrá que rendir cuentas por sus vínculos con el Chapo Guzmán.
Durante el sexenio en que estuvo al frente de la Secretaría de Seguridad Pública del Gobierno de Felipe Calderón entre 2006 y 2012. Firme partidario de la colaboración policial con Estados Unidos, fue una parte fundamental para el Plan Mérida, una iniciativa de la Administración Bush y que se implementó durante el mandato de Barack Obama (a partir de 2009). Se trataba de un acuerdo para que ambos países trabajaran juntos y en el que EE.UU. invirtió una gran cantidad de dinero (1.500 millones de dólares sólo entre 2008-2010 llegando hasta los 3.300 millones en 13 años) en dotar a las fuerzas y cuerpos de seguridad mexicanos de mejor armamento.
El 'superpolicía' que modernizó la lucha contra el narco
Por parte de México, Calderón se comprometió a reforzar la lucha contra la corrupción. Además, ambos países incrementarían su colaboración y el intercambio de inteligencia, además de establecer una estrategia de arresto y extradición de los jefes de las organizaciones criminales. En este clima de cooperación, García Luna creó desde cero la Secretaría de Seguridad Pública dedicada a la investigación, inspirándose en el FBI.
Bajo su control se constituyó el primer cuerpo de policía eficaz a escala nacional, gracias a sistemas con una base de datos capaz de rastrear rápidamente las matrículas de los coches y llevar a cabo investigaciones y operaciones discretas y encubiertas. También inauguró un potente laboratorio forense al que se dotó de jóvenes agentes mejor preparados y con formación universitaria. Para su puesta en marcha, García Luna invitó a formadores del FBI y de la Oficina de Prisiones de estadounidenses.
"Socio colaborador y comprometido"
Un ex alto funcionario estadounidense que prefiere mantener el anonimato recordó que García Luna "fue un socio enormemente colaborador y comprometido" y destacó su aparente compromiso con una nueva "visión" sobre la manera de luchar contra el crimen organizado en México, "Su esfuerzo por reformar la policía fue impresionante. Fue un visionario constructor de instituciones", insiste este funcionario. El ex embajador Tom Feeley, que trabajó mano a mano con él en la puesta en marcha del Plan Mérida rememora que al mexicano "le gustaba presentarse como un policía vengador tipo superhéroe. Tenemos que admitir de verdad que nos engañó".
A pesar de que la lucha contra los carteles comenzó a obtener resultados prometedores, comenzaron a alzarse voces que acusaban al ejecutivo de Calderón de que su lucha contra el narcotráfico dejaba fuera y beneficiaba al cártel de Sinaloa, del Chapo Guzmán, algo que el ex presidente siempre negó. Sobre las sospechas sobre el alto nivel de vida que el secretario de Seguridad Pública llevaba, siempre se asoció la riqueza familiar con su esposa.
México le reclama 250 millones
Tras su retirada, se instaló en Florida en 2012, donde vivía una vida llena de lujos. Precisamente esta vida opulenta hizo que se investigase el origen de los cientos de millones en los que se valoraba su fortuna. puesto que no correspondían con el sueldo de un funcionario en México. En 2019 fue detenido, acusado de aceptar millones de dólares en sobornos de El Chapo Guzmán para permitir al cártel de Sinaloa traficar con cocaína impunemente. En 2021, el gobierno Mexicano presentó una denuncia en Florida en la que le reclaman la devolución de los 250 millones de dólares que calculan que García Luna habría sustraído al país en contratos ilegales.
La vinculación de García Luna con el narco fue saliendo a la luz en los juicios contra importantes colaboradores del líder del cártel de Sinaloa. Algunos de ellos llegaron a acreditar el pago de varias mordidas millonarias que se realizaban en restaurantes.
Un juicio esperado y temido
Con la selección del jurado, prevista para este martes, se iniciará un juicio esperado y temido a partes iguales por ambos gobiernos. Por parte de México, el presidente Andrés Manuel López Obrador ve reforzada su retórica de que los problemas de seguridad y en la lucha contra los traficantes se derivan de los gobiernos anteriores, a la vez que les permite tapar sus pobres números en esta materia en la actualidad. Por su parte, EE.UU. puede presumir del juicio de un pez gordo en la guerra contra el narco y por pacificar la frontera. Ambos estados, sin embargo, están preocupados por la información delicada que pudiera aflorar durante el juicio.
