China vs. EEUU: ¿de qué lado está la Administración Biden?

La única cuestión es si este Gobierno tiene por fin la voluntad de dejar de parecer débil, asustado; que permite que Pekín dicte su política.

Según se ha informado, este fin de semana China envió en privado un mensaje a funcionarios de seguridad nacional norteamericanos que reforzaba una declaración previa de su Ministerio de Asuntos Exteriores: si la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, sigue adelante con su visita a Taiwán, prevista para agosto, Pekín responderá con "medidas firmes y decididas".

El portavoz del Ministerio de Exteriores chino, Zhao Lijian, declaró el martes que esa visita "socavaría gravemente la soberanía y la integridad territorial de China".

Aunque las amenazas de Pekín contienen un lenguaje inusualmente enfático, la visita de marras no supone una sorpresa para China. Pelosi programó una el pasado mes de abril, pero fue pospuesta, supuestamente, por preocupaciones derivadas de la covid. Su plan de ir a Taiwán muestra que en EEUU al menos hay algunos que quieren apartarse gradualmente de la política de Una Sola China, que considera a Taiwán parte de China.

Sin duda, Pekín está evaluando lo que dijo el presidente Biden el pasado mayo en Tokio, tras una reunión de la Cuadrilateral (India, Australia, Japón y EEUU): que Estados Unidos defenderá militarmente a Taiwán en el caso de que sea atacada.

Lamentablemente, las amenazas de China parecen haber conseguido su propósito. Por lo visto, han llevado a algunos funcionarios de alto nivel a recomendar a Pelosi que cancele su viaje. El consejero de Seguridad Nacional, Jake Sullivan, se ha declarado contrario al mismo. El coordinador del Consejo de Seguridad Nacional para la Comunicación Estratégica, John Kirby, ha reconocido que Pelosi fue informada por un equipo del Consejo de Seguridad Nacional sobre "el contexto, los hechos y las relaciones geográficas", signifique eso lo que signifique. Y Biden culpó al Pentágono.

Ahora bien, Pelosi sigue dispuesta a encabezar una delegación que visite a los aliados democráticos asiáticos de Estados Unidos, como Japón, Indonesia, Singapur y Malasia, además de Taiwán.

En parte, su gira parece tener el objetivo de tranquilizar a nuestros aliados con el mensaje de que Estados Unidos seguirá manteniendo una presencia activa en el Pacífico. Es de esperar que la visita de Pelosi a Taiwán tenga también el fin de tranquilizar a la Asia libre de que Estados Unidos defenderá militarmente a las democracias del Pacífico, aunque no haya logrado disuadir a Rusia de invadir Ucrania ni defender a Ucrania después de la invasión.

Los mandos militares estadounidenses están efectuando visitas tranquilizadoras similares. Así, el jefe del Estado Mayor Conjunto, general Mark Milley, asistió este miércoles a una conferencia de defensa en Australia con el comandante del Indo-Pacífico, almirante John Aquilino.

Milley podría fácilmente, una vez más, llamar a su homólogo chino, el general Li Guocheng, y tener lo que se llama "una conversación franca" sobre los riesgos catastróficos para la China comunista de un choque militar abierto si Pekín emprendiera alguna acción militar contra el avión de Pelosi o algo por el estilo.

El propagandista comunista chino Hu Xijin sugirió que, para dejar patente la soberanía china sobre Taiwán, un avión de guerra de la Fuerza Aérea del Ejército Popular de Liberación (EPL) podría "acompañar" al avión de Pelosi y luego sobrevolar la isla en su camino de regreso al continente.

Los medios afirman que el embajador de EEUU en China, Nick Burns, que podría estar ayudando a Biden a preparar una videoconferencia con el líder del Partido Comunista, Xi Jinping, a celebrarse en las próximas semanas*, debería acortar su visita a Washington si el viaje de Pelosi conduce a una crisis. A pesar de la dura retórica de China sobre la visita de Pelosi, la comunicación entre los líderes chino y estadounidense sigue siendo diplomática: Xi envió recientemente un mensaje deseando a Biden una "pronta recuperación" de su leve convalecencia por la covid.

Estados Unidos no debe someterse a las amenazas del Partido Comunista Chino. Pelosi debería ir a Taiwán con una delegación bipartidista del Congreso lo más amplia posible. Si se pliega a las exigencias de mantenerse alejada, China se verá alentada a atacar efectivamente la isla al día siguiente. Retroceder en este punto sólo establecería un patrón: todo lo que tendría que hacer Pekín para intimidar a Estados Unidos sería ladrar.

Al mismo tiempo, contactos militares chinos no identificados amenazan con que los cazas de su país podrían interceptar el avión militar de Pelosi cuando se acerque a Taiwán, o interferir en su aterrizaje en el aeropuerto de Taipei. Si Pelosi, como jefa del Poder Legislativo de Estados Unidos, decide seguir adelante con su viaje a Taiwán, a pesar de la oposición de la Administración Biden, el Pentágono podría considerar la posibilidad de asignar cazas militares en función de escolta a su avión, para disuadir la agresión del EPL.

Por encima de todo, Estados Unidos no debe someterse a las amenazas del Partido Comunista Chino. Pelosi debería ir a Taiwán con una delegación bipartidista del Congreso lo más amplia posible. Si se pliega a las exigencias de mantenerse alejada, China se verá alentada a atacar efectivamente la isla al día siguiente. Retroceder en este punto sólo establecería un patrón: todo lo que tendría que hacer Pekín para intimidar a Estados Unidos sería ladrar.

Después de la humillante derrota en Afganistán y de la respuesta "demasiado corta, demasiado tarde" a la agresión de Rusia en Ucrania, cualquier cancelación de la visita de Pelosi a Taiwán sería vista en todo el mundo como otra rendición de unos Estados Unidos deleznables.

Las opciones de Estados Unidos podrían incluir la advertencia pública y privada de que la fuerza será respondida con la fuerza. La Armada podría desplegar inmediatamente un grupo de portaaviones en las inmediaciones del Estrecho de Taiwán; y una gran delegación bipartidista del Congreso podría acompañar a Pelosi. Los miembros de la Cuadrilateral podrían organizar rápidamente unas maniobras militares en la región del Indo-Pacífico.

Si Pelosi sigue adelante, Biden tendrá que proclamar su apoyo a la visita, para mostrar la unidad de mando estadounidense.

La única cuestión es si esta Administración tiene por fin la voluntad de dejar de parecer débil, asustada; que permite que China dicte su política. Hasta ahora, su bagaje es el que sigue:

- Ha vendido petróleo de la Reserva Estratégica nacional, destinada a daños causados por  huracanes y otras emergencias, no sólo a China, sino a la filial de una compañía china en la que el hijo del presidente, Hunter Biden, había "invertido mucho".

- Ha cancelado la Iniciativa China, permitiendo así que Pekín siga robando propiedad intelectual con impunidad.

- Ha ignorado la compra por parte de China de cantidades masivas de tierras de cultivo estadounidenses y de terrenos cercanos a bases militares norteamericanas.

- Parece estar a punto de levantar los aranceles que pesan sobre China, lo que permitirá a Pekín dictar la política comercial de EEUU y sólo reducirá la inflación de forma insignificante.

- Está permitiendo a China recopilar datos genéticos de ciudadanos estadounidenses para una potencial guerra biológica contra Estados Unidos.

Así las cosas, uno ha de preguntarse: ¿de qué lado está la Administración?

© Gatestone Institute

* Biden y Jinping se reunieron finalmente este jueves, día de la publicación de este artículo tanto en Voz Media como en la web de Gatestone Institute.