El resultado de las elecciones presidenciales brasileñas de este domingo ha sido más ajustado de lo vaticinado por las encuestas y lo adelantado por los medios, al punto de que habrá que celebrar una segunda vuelta, el próximo día 30, para conocer al nuevo mandatario del gigante sudamericano.
El gran favorito de los medios y las encuestas, el expresidente izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva, fue el candidato más votado, con el 48,4% de las papeletas (57,2 millones de votos), seguido del actual mandatario, el derechista Jair Bolsonaro, que cosechó unos resultados muy por encima de los que le adjudicaba la práctica totalidad de las encuestas: el 43,2% y 51 millones de votos. A una distancia abismal de Da Silva y Bolsonaro quedaron la centrista Simone Tebet (4%) y el izquierdista Ciro Gomes (3%).
Da Silva ha ganado en todo el norte del país, salvo en Roraima, mientras que Bolsonaro ha hecho lo propio en los grandes polos políticos y económicos del país: Río de Janeiro, Sao Paulo y el Distrito Federal (Brasilia).
El expresidiario Da Silva (condenado en su día por corrupción, fue posteriormente liberado por defectos procesales) y Bolsonaro se enfrentarán el domingo 30 en la segunda vuelta, en la que serán determinantes los votantes de Tebet y Gomes, en principio más inclinados a Da Silva que a Bolsonaro.
